sábado, 23 de enero de 2010

LAS SERPIENTES DE LAS BACANTES OLIMPIA Y JEAN SIMMONS


Baco nos ha arrebatado a Jean Simmons, maga de Tracia, que fuera esposa del gladiador Espartaco, y por la que, según Dalton Trumbo y Stanley Kubrick, Craso sintió tanta pasión como por Antonino.

Seguidora de Baco y maga experta en las artes de las tracias era también Olimpia, dicen, la madre de Alejandro el Grande:

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Vióse también una serpiente, que estando dormida Olimpia se le enredó al cuerpo, de donde provino, dicen, que se amortiguase el amor y cariño de Filipo, que escaseaba el reposar con ella; bien fuera por temer que usara de algunos encantamientos y maleficios contra él, o bien porque tuviera reparo en dormir con una mujer que se había ayuntado con un ser de naturaleza superior. Todavía corre otra historia acerca de estas cosas, y es que todas las mujeres de aquel país, de tiempo muy antiguo, estaban iniciadas en los Misterios Órficos y en las orgías de Baco; y siendo apellidadas Clodones y Mimalones, hacían cosas muy parecidas a las que ejecutan las Edónides y las Tracias, habitantes del monte Hemo; de donde habían provenido el que el verbo se aplicase a significar sacrificios abundantes y llevados al exceso. Pues ahora Olimpia, que imitaba más que las otras este fanatismo y las excedía en el entusiasmo de tales fiestas, llevaba en las juntas báquicas unas serpientes grandes domesticadas por ella, las cuales, saliéndose muchas veces de la hiedra y de la zaranda mística, y enroscándose en los tirsos y en las coronas, asustaban a los concurrentes.

III. Dícese, sin embargo, que, habiendo enviado Filipo a Querón el Megalopolitano a Delfos después del sueño, le trajo del dios un oráculo, por el que le prescribía que sacrificara a Amón y le venerara con especialidad entre los dioses; y es también fama que perdió un ojo por haber visto, aplicándose a una rendija de la puerta, que el dios se solazaba con su mujer en forma de serpiente

Plutarco, Vidas Paralelas, Vida de Alejandro

El presagio de una mujer por mediación de una serpiente también puede leerse del divino Aureliano en de lo que nos cuenta Flavio Vopisco Siracusano en Historia Augusta

matrem quidem eius Callicrates Tyrius, Graecorum longe doctissimus scriptor, sacerdotem templi Solis sui4 in vico eo in quo habitabant parentes fuisse dicit; 3 habuisse quin etiam non nihilum divinationis, adeo ut aliquando marito suo iurgans ingesserit, cum eius et stultitiam increparet et vilitatem, "En imperatoris patrem." ex quo constat illam mulierem scisse fatalia. idem dicit auspicia imperii Aureliano haec fuisse: primum pueri eius pelvem serpentem plerumque cinxisse neque umquam occidi potuisse, postremo ipsam matrem, quae hoc viderat, serpentem quasi familiarem occidere noluisse.

Callicrates de Tiro, un escritor que aventajaba en erudición al resto de los escritores griegos dice que su madre fue sacerdotisa del templo del Sol invicto en la aldea donde habitaban sus padres, y que tenía, además aptitudes para la adivinación de tal modo que una vez que renía a sus marido a la vez que le censuraba su estupidez y vileza le dijo: He aquí al padre de un emperador. Lo que se puso en evidencia que aquella mujer conocía los asuntos destino. El mismo autor nos dice que los auspicios de emperador Aureliano fueron estos: al princio siendo un niño una serpiente se enroscó muchas veces a su palangana y nunca fue posible matarl; finalmente su madres que había visto tal prodigio, no permitió que la mataran como si fuera de la casa....


(Para saber más sobre los prodigios de Aureliano y otros emperadores es de obligada lectura los libros de Miguel Requena: Lo maravilloso y el poder: los presagios de imperio de los emperadores Aureliano y Tacito en la Historia; y tambien El emperador predestinado. Los presagios de poder en época imperial romana Augusta.)

En cuanto a la mujer del gladiador Espartaco.

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La sedición de los gladiadores y la devastación de la Italia, a la que muchos dan el nombre de guerra de Espartaco, tuvo entonces origen con el motivo siguiente: un cierto Léntulo Baciato mantenía en Capua gladiadores, de los cuales muchos eran Galos y Tracios; y como para el objeto de combatir, no porque hubiesen hecho nada malo, sino por pura injusticia de su dueño, se les tuviese en un encierro, se confabularon hasta unos doscientos para fugarse; hubo quien los denunciara, mas, con todo, los que llegaron a adivinarlo y pudieron anticiparse, que eran hasta setenta y ocho, tomando en una cocina cuchillos y asadores, lograron escaparse. Casualmente en el camino encontraron unos carros que conduelan a otra ciudad armas de las que son propias de los gladiadores; robáronlas, y ya mejor armados tomaron un sitio naturalmente fuerte y eligieron tres caudillos, de los cuales era el primero Espartaco, natural de un pueblo nómada de Tracia, pero no sólo de gran talento y extraordinarias fuerzas, sino aun en el juicio y en la dulzura muy superior a su suerte, y más propiamente Griego que de semejante nación. Se cuenta que cuando fue la primera vez traído a Roma para ponerle en venta, estando en una ocasión dormido se halló que una serpiente se le había enroscado en el rostro, y su mujer, que era de su misma gente, dada a los agüeros e iniciada en los misterios órgicos de Baco, manifestó que aquello era señal para él de un poder grande y terrible que había de venir a un término feliz. Hallábase también entonces en su compañia y huyó con él.

Plutarco, Vidas Paralelas. Vida de Crasso, 8-11

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